Transformando descartes
textiles en oportunidades:
conoce CROCUS

Donde otros ven basura, nosotras vimos un desafío... y una oportunidad.
A partir de residuos textiles —un problema creciente a nivel mundial— nos propusimos descubrir algo nuevo. Tras años de investigación, pruebas y mucha pasión, logramos crear un material con propiedades sorprendentes: es aislante térmico, resistente al fuego y a los hongos, y puede adaptarse en forma, color y tamaño para múltiples usos.

No fue magia, fue trabajo duro y validaciones en laboratorios que confirmaron lo que soñábamos desde el inicio.

Hoy, esta innovación es una alternativa real y sostenible para revestir espacios, construir de forma responsable y transformar residuos en bienestar.

Pero nuestro sueño va más allá: queremos que este propósito se transforme en un proyecto circular, llegando a escuelas rurales, centros comunitarios y proyectos donde la innovación y el impacto social se encuentren.

Si creés, como nosotras, que un residuo puede convertirse en oportunidad y que el diseño puede ser motor de cambio, seguí leyendo.

Nuestro origen:
de una caja sorpresa a un proyecto innovador

En 2021, nos presentamos a un concurso de diseño industrial sin imaginar que cambiaría nuestro futuro. La consigna: crear cinco productos con los materiales que nos asignaran en una caja sorpresa.

Al abrirla, a solo unos metros de la puerta, descubrimos que dentro había solo descartes textiles. Nada más. Intentamos devolverla —"¡Se equivocaron, esta caja es de textil y somos de producto!"— pero la regla era clara: tenías que crear con lo que te tocaba. La única solución: transformar esos textiles en una estructura.

Comenzamos a estudiar, revisando tesis y estudios de todo el mundo, buscando la manera de endurecer el textil sin agravar aún más el problema ambiental.

Lo que siguió fue una maratón de pruebas: mezclas fallidas, materiales que terminaban pegajosos y francamente desagradables. Hubo momentos de frustración profunda, ganas de abandonar… y cuando pensamos que todo estaba perdido, dimos un empujón más y ¡zas! Al filo del tiempo límite del concurso, dimos con la combinación perfecta: una estructura sólida hecha de láminas textiles, con un aspecto similar al MDF, pero mucho más liviana, versátil y moldeable.

El laboratorio en casa,
donde nace el material sustentable

Al principio, todo fue artesanal. Nos enfocamos en crear productos de decoración y accesorios, siempre investigando qué potencial escondía este material que, en realidad, aún no sabíamos bien cómo definir ni para qué podía servir.

En 2022, después de participar en varias ferias, mostrar nuestras piezas y vender nuestros primeros productos, algo empezó a cambiar. Habíamos mejorado la fórmula del aglutinante y, con cada avance, crecían también nuestras preguntas:
¿Qué es realmente este material? ¿Cómo lo catalogamos? ¿Podría absorber sonido por estar hecho de telas? ¿Hasta dónde podemos llevarlo?

Así, fuimos subiendo escalones: experimentamos con nuevos teñidos, variaciones en las formas y también con triturados, ampliando las posibilidades.

Y con cada prueba, se fortalecía nuestra hipótesis: que este material podía transformarse en una solución modular para aislamiento térmico y revestimiento, fabricada a partir de descartes textiles.

El impulso para crecer:
innovación, apoyo y reconocimientos

A medida que nuestro material evolucionaba, también crecía nuestro sueño. Ya no era la idea inicial: empezamos a imaginar su impacto en proyectos constructivos reales.
Fue en ese camino que logramos obtener la subvención de ANDE y ANII - VIN2023, y allí nos encontramos con un nuevo desafío:

Primero debíamos definir qué era este material.

Al llegar a los laboratorios, la incógnita era grande: ¿Cómo ensayarlo?
No es un textil, pero tampoco una madera ni un plástico, ¿Bajo qué norma se valida algo completamente nuevo?

Supongo que la perseverancia hizo lo suyo: aunque ya se buscaban soluciones en el exterior, las respuestas llegaron gracias al trabajo conjunto con varios laboratorios de Uruguay.

Gracias al apoyo de distintas instituciones, logramos realizar las validaciones técnicas que confirmaron sus propiedades: aislación térmica, resistencia al fuego, a los hongos y capacidad de aislamiento sonoro.

Y en 2024, fuimos seleccionadas por Uruguay Circular, donde recibimos nuestro primer premio por innovación en economía circular, y también el Premio Arenas Emprendedora #20 de ORT. Estas distinciones no solo reconocieron todo el trabajo realizado, sino que nos abrieron puertas a nuevas redes y colaboraciones.

Hoy, con ese impulso, seguimos creciendo y proyectando nuevos usos y destinos para nuestro material, siempre con la mirada puesta en el impacto positivo y la innovación.

Diseñando impacto:
economía circular y ODS

Transformar residuos textiles en oportunidades concretas es el corazón de nuestro modelo circular. Proponemos alianzas con empresas para convertir sus propios descartes, como uniformes en desuso, en ladrillos que luego vuelven a sus espacios: como revestimiento, aislante térmico o incluso como ayuda directa a escuelas y centros comunitarios que lo necesiten.

Cada proyecto no solo cierra el ciclo de residuos, sino que también suma valor social y ambiental, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Desde la reducción de desechos hasta la promoción de la igualdad de género y la generación de alianzas público-privadas, nuestras acciones buscan diseñar impacto real y medible.

Hoy CROCUS no es solo un material: es una propuesta concreta para construir juntos un futuro más circular, inclusivo y responsable.

La historia detrás
del logo de CROCUS

La flor de Crocus es la del azafrán, una flor recolectada mayormente por mujeres, en un trabajo minucioso, manual y delicado. Su cosecha es un verdadero acto de equipo, donde cada flor se recoge a mano y se le retiran los pistilos con cuidado.

Este símbolo representa no solo nuestras raíces (ya que el azafrán se cultiva tanto en Uruguay como en España, al igual que nosotras), sino también los valores que nos guían: igualdad, trabajo colaborativo, sensibilidad, esencia y pasión.

Pero además, crocus es una flor que florece después del invierno, incluso en la nieve. Para nosotras, es un símbolo de resiliencia: la capacidad de transformar lo que parecía sin valor en algo nuevo, útil y lleno de propósito.
Así como esta flor anuncia la llegada de un nuevo ciclo, nuestro proyecto busca abrir camino hacia una industria más consciente y circular.

No es casualidad que esta flor también esté ligada al diseño: se ha usado desde hace siglos para teñir textiles, además de dar sabor a la cocina. Como nuestro proyecto, que combina propósito y creatividad para transformar descartes en materiales con valor agregado.

Nuestro propósito 🌱

Innovar con consciencia, creando con ingenio y responsabilidad. Transformamos desechos textiles en soluciones constructivas y de diseño que aportan valor, reducen impacto y abren nuevas posibilidades.

Nuestra propuesta de valor ♻️

Ayudamos a las empresas a cerrar su ciclo productivo de forma sostenible: revalorizamos sus propios descartes textiles, convirtiéndolos en revestimientos y aislantes térmicos útiles y estéticos. Así, no solo reducen residuos, sino que también generan impacto positivo, construyendo espacios con materiales responsables e innovadores.

Reseñas

Me encantan sus diseños y que sean sustentables Felicitaciones por construir un medioambiente más saludable con productos súper innovadores realizados con desechos textiles.
¡Hermoso trabajo !

Florencia Cabana

★★★★★

Proponen una solución creativa a los descartes textiles. Sigan así que van por el camino correcto.

Seguir la evolución de Crocus desde sus primeras ferias hasta hoy es inspirador. Es un proyecto que demuestra que la innovación y la sustentabilidad pueden ir de la mano, transformando un problema ambiental en oportunidades reales.

★★★★★
★★★★★

Paola Brena

Lucía Dutra